18 jun 2015

Fotografía No.2 | Laia Saez


Semanas atrás os contaba la historia de Mia Sarri y su diario gastronómico Albahaca Fresca, y os mostraba porqué me resultan tan inspiradoras sus fotografías. Como también os expliqué, me gustaría poder seguir contando, con calma y según vaya surgiendo, la historia de aquellos fotógrafos (ya sean profesionales o aficionados como yo) que me inspiran a la hora de dar forma a las ideas de este proyecto. Lejos del clásico formato de entrevista, lo que realmente me apetece es acercarme a su forma de ver a través del objetivo, conocer un poco más sobre quién está detrás y, compartiendo algunas de sus fotografías, contar su historia escribiéndolo con mis palabras, que como sabéis es una de las cosas que más me gustan.

Por eso hoy, desde esta pequeña sección que dedico a la fotografía, me apetece contaros una nueva historia... Todo empezó hace unos meses, cuando me encontré unas palabras muy especiales sobre uno de mis textos. Detrás de ellas estaba Laia y por aquél entonces yo no sabía más que su nombre. Tiempo después, por puro azar, di con su perfil en Instagram y la empecé a seguir sin dudar. Ese mismo día, me escribió para contarme cuan identificada se había sentido con lo que en estos últimos meses he ido compartiendo aquí. Desde entonces, hemos ido hablando y conociéndonos un poco más, desvelándonos sueños y futuros proyectos que están en camino; yo desde Barcelona, ella desde Göteborg.



Laia Saez es estudiante de Diseño Gráfico y desde nuestra Barcelona natal, emprendió la aventura de marcharse durante cinco meses como estudiante de intercambio a la bonita ciudad de Göteborg, Suecia. Apasionada del diseño editorial, el interiorismo, la música, la literatura y la gastronomía, disfruta de la compañía de otros y al mismo tiempo, también de esos momentos que nos regala la vida para estar con uno mismo. Es feliz saliendo a pasear con una cámara colgada al cuello y caminando durante horas... 


Recuerda que su interés por la fotografía empezó mientras estudiaba "bachillerato artístico". El hecho de verse rodeada por gente a la que se le daba bien capturar momentos cotidianos y el auge de los blogs, la hicieron entrar en contacto con infinidad de imágenes que la inspiraban. Se empezó a interesar por la fotografía analógica, por sus colores y esa atmósfera nostálgica que transmite. Eso despertó sus ganas por retratar su entorno, pero para entonces no se sentía cómoda con sus imágenes. Aún así, siguió sacando fotografías de vez en cuando y de ese modo, poco a poco, fue aprendiendo por su cuenta. Más tarde, le enseñaron los aspectos técnicos básicos en clase y eso le permitió ir perfeccionando los resultados.


A día de hoy, hacer fotografías ha pasado de ser algo que realizaba cada cierto tiempo y sin apenas preocuparse por ello, a ser su principal vía de expresión; fotografiando casi a diario. Ya sea con el móvil o la cámara, no puede evitar capturar lo que encuentra a su alrededor. Es algo que no sabe explicar bien porqué, pero la hace sentir más positiva. Aunque descubriendo su proyecto, es fácil entenderlo...

Lo principal para ella es poder trasladar de manera gráfica lo que ve en un determinado momento. No necesita ir muy lejos para encontrar la inspiración. Se basa en lo que la rodea en su día a día, en los interiores, el urbanismo, la arquitectura y la naturaleza más próxima. Me explica que estando en Suecia ha sido cuando realmente ha habido un antes y un después en su relación con la fotografía. El equilibrio entre modernidad y tradición y la paleta de colores de la ciudad que la ha acogido han sido su inspiración durante estos últimos meses.


Le pregunto si de entre todas las fotografías que ha tomado hasta el momento, durante este tiempo descubriendo la fotografía, tiene alguna preferida. Me cuenta que hay una que, aunque no es su favorita en cuanto al resultado, le resulta muy especial por la historia que hay detrás, por los recuerdos que guarda en si misma. Es la última fotografía que tomó después de pasar un largo día con dos amigas descubriendo Styrsö, una de las islas del archipiélago del sur de Göteborg, en sus días de intercambio.


Cree que la fotografía no es más que la prolongación de una parte de uno mismo, que refleja como pensamos, quienes somos, qué es lo que nos gusta y cómo nos sentimos. Para ella, cada persona vierte su imaginario en las imágenes que crea, por lo que, independientemente de las tendencias o la estética que impere en cada momento, inevitablemente cada fotógrafo va a incorporar algo que lo demás no tienen. Así, de alguna forma, cree que definir su fotografía es definirse a sí misma. En tres palabras, la definiría como reflexiva, nostálgica y cotidiana. Y por esto, también, creo que tenemos mucho en común...


Gracias Laia, por permitirme contar tu historia en este diario personal y por escribrir
esas bonitas palabras que hicieron que nos encontrásemos en el camino.


© Fotografías: Laia Saez

3 comentarios:

  1. Gracias por tu tiempo e interés en dedicar un post a mi historia. Definitivamente las cosas inmateriales son las que realmente nos hacen felices, este es un buen ejemplo. Un abrazo

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    1. Gracias a ti de nuevo por compartirla conmigo y querer formar parte de un rincón de este espacio personal. Me alegra muchísimo que te haya gustado tanto al leerla. Un abrazo enorme de vuelta ♡

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  2. ¡Menudo descubrimiento! Voy a estar muy atenta a esta sección (¡y a tu blog!) a partir de ahora <3

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